domingo, 1 de marzo de 2009

SERENITO Y LA LÓGICA DEL GANADOR.


La publicidad de Serenito me molesta. Más bien me enfurece. Me saca de las casillas ver cómo los publicistas utilizan el mismo esquema, la misma lógica, que en las publicidades más tradicionales de cigarrillos. En estas últimas el mensaje es muy concreto: si fumás, sos un ganador. En la primera, si te comés un Serenito, sos genial. De igual manera el esquema se traslada a productos similares. Así encontramos a un Dinosaurio, con cara de rey de los pajeros, gritándole a los espectadores que pidan a sus padres el Danonino “Ananá Surfista” ¡¿Ananá sufrista?! La puta madre… cuando uno cree que ya no hay pelotudeces que le asombren, la televisión lo lleva a ver cuán equivocado está (Hasta que algún día alguien presente la foto de una ananá atravesando una ola en su tabla. Seguramente ese día pida perdón en cámara).


Repito, odio la publicidad de Serenito, tanto que dejé de consumirlo hace tiempo. Su efecto puede ser nefasto. Pero en el fondo me gustaría creer que, quizá, mi preocupación sea en vano: la mayoría de los niños todavía tienen una imagen de sí coherente con su concepción del mundo y, tal vez, impermeable a mensajes de esta índole: un adulto enciende un Camel, entrecierra los ojos, exhala con lentitud y se cree mr. Coginson llevándose al mundo en el bolsillo, cuando la realidad le reclama que tiene un trabajo de mierda, que es cornudo o que no se le para… y el cigarrillo es un bastón para no caerse de la existencia. Un chico se come un postrecito y a otra cosa. Ya tendrá tiempo de arruinarse la vida y buscar afectos en el consumo.


Ahora -pregunto madres, volviendo al mensaje concreto de Serenito- ¿ustedes confiarían en un adulto que -como muestra la publicidad-, para sentirse piola, está todo el día con un niño que no pasa los diez años? ¿No es una actitud rara, michaeljacksesca, o al menos sospechosa? Ni hablar de las canciones que compone, como esa en la que repite: dame/otro serenito/ y nos vamos juntos/ hacia el infinito… ¡Cuidado madres! Porque, como bien supo abrirnos los ojos Capusotto desde la televisión pública, seguramente habla del faso…

viernes, 19 de diciembre de 2008

(I CAN´T GET NO) SATISFACTION


Nunca pensé que un par de zapatos me pudiese alegrar tanto el día...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

MAMI ME HICE FLOGGER...

Como paso previo al cierre de este blog, decidí hacerme flogger. Comparto con ustedes mis mejores fotos..















jueves, 20 de noviembre de 2008

jueves, 18 de septiembre de 2008

CINCO COSAS QUE REALMENTE ME MOLESTAN (sí, hoy tengo un mal día):


1.- Que Julio López todavía no haya aparecido. La democracia aún es una metáfora, un anhelo imposible. Nuestra indiferencia sustenta ese fracaso. Como dice Chelo Candia en su blog: “a veces parece que los desaparecidos somos nosotros”.


2.- Que cuando los docentes hacemos paro, la gente se queje. Parecen olvidarse que hace unos meses atrás “todos eran el campo” y una serie de consignas muy bien manejadas desde un discurso oligarca que en nombre de la defensa de los pequeños productores nos llevó al desabastecimiento y a una corrida inflacionaria que todavía padecemos. Pero ellos eran muy claros: para ellos “la riqueza de un país está en la tierra”. Claro, en la educación no. La riqueza, para ellos, es lo que produce dinero, y del verde. ¿Cómo vamos a invertir en educación? ¿Para qué? Los docentes se quejan y sólo laburan cuatro horas por día… El gran porcentaje de opinólogos sobre educación jamás se ha acercado a una escuela pública, ni tiene la remota idea de las condiciones de trabajo de un docente o de un alumno. Seguramente la mayoría de los hijos de aquellos que pegaban su protesta en el auto concurren a colegios privados, pero ese es otro tema… Realmente me hacen calentar. Todavía hay una gran sarta de pelotudos flotantes que entienden a la escuela como una guardería…


3.- Los empleados de compañías de telefonía celular que llaman constantemente y que, con tonito paternal o maternal, te insisten en que te cambies a tal o cual plan y que, frente a tu negativa, insistan como si te estuviesen haciendo un favor, cuando en realidad es sabido –al menos sospechado- que de alguna manera te van a terminar cagando. ¡Déjense de joder! Ya no convencen a nadie. Frases como: pero con lo que gastás utilizando la tarjeta, te conviene pasarte a un abono mensual de $ 55 por mes… logran ponerme sumamente nervioso. ¡No rompan más las pelotas! ¡No los quiero escuchar! Si se me canta gastar de más, es mi decisión. ¿Estamos? Con lo que gasto en forros por mes me conviene cortarme los huevos, pero todavía están en su lugar… Entiendan de una vez que no todo responde a su puta lógica comercial.


4.- Los que analizan el partido de fútbol como si fuese la Crítica de la razón pura. Una vez más el entretenimiento al servicio del mercado. Tantos canales, tantos programas, tanto boludo diciendo estupideces para justificar sponsors y sueldo. Ya no miro más partidos –quizá nunca lo hice con demasiado entusiasmo- pero ellos lograron diluir lo poco que la genética había aportado. No soporto a ningún comentarista deportivo. Me ponen de peor humor que la mesa de polémica en el bar con su grupo de energúmenos fachistoides. Como diría Pedemonti, jugador emblemático si los hay: ¡Fuck you caretas de TyC sports!


5.- Que Julio López aún siga desaparecido y que a la mayoría de la gente no le importe un carajo.

sábado, 23 de agosto de 2008

¡NO HAY PROBLEMA!

¿Te acuerdas de Alf, Bart?... ¡Volvió!… ¡Y en forma de fichas!
Milhouse Van Hutten.


Supongamos por un momento la siguiente situación: nos encontramos plácidamente durmiendo durante la noche, tratando, luego de la giniebra reglamentaria, de descansar el cuerpo para una nueva demoledora jornada que se avecina; cuando de pronto un terrible sonido, algo así como una explosión, retumba en toda nuestra casa. ¿Qué es lo primero que cualquier persona en sus cabales supondría? Algún hijo de mil puta está tratando de entrarme a afanar. Y, armados con lo primero que tengamos a mano, buscaríamos acercarnos con intención de romperle la cabeza a lo primero que manifieste un mínimo movimiento…
Pero si algo nos ha enseñado la televisión es que no todos los casos son iguales. Por lo menos así no lo fue el de la familia Tanner. Esta familia americana promedio tuvo la desgracia de, luego de los ruidos y destrozos, encontrar a un extraterrestre -con ovni y todo- en pleno garaje de su casa. La historia cuenta que trataron de hacer las denuncias pertinentes, pero frente a la crueldad demostrada por la agencia encargada de la captura del alienígena, decidieron esconderlo en su vivienda. A partir de allí -maldita sea su bondad- comenzaron las desdichas. El pobre suertudo, mascota de la familia, pasó de su tranquilidad felina a tener que huir de manera constante de las mandíbulas de ese seudocanino bípedo. La hija mayor de la familia se encontró en el medio de una espiral hormonal/sexual alienígena que terminó con una escena de celos de su madre y un bizarrísimo video clip con el que Alf pretendía declararle su amor… Sin mencionar las constantes humillaciones que el pobre Willy ha padecido, hora tras hora, día tras día y que los productores se esforzaban por mostrar graciosas… Al ritmo que transcurrieron los hechos, no es difícil entender cómo fue que, luego de unos años, encontrasen al pobre Willy fumando crack y teniendo relaciones con vagabundos (si no lo creen, hagan click acá). La hospitalidad humana jamás será comprendida -y mucho menos recompensada- por aquella raza de Melmacnianos comefelinos y feos, muy feos.
En definitiva, tanto palabrerío para decir que Alf jamás me cayó simpático (tampoco los enanos de jardín que imitan a Michael Jackson, pero eso será tema de otro post) a pesar de su aversión a la espinaca, único punto en el que nos ponemos de acuerdo. Por eso he aquí una nueva proclama: humanos, dejemos de ser tan confiados con la gente de otras galaxias. No todos ellos son de fiar. Miremos la tele y hagamos carne la moraleja: invita a marcianos a quedarse en tu casa y querrán hacerse a tu gato, voltearse a tu hija e indefectiblemente se comerán tu cena.

viernes, 8 de agosto de 2008

LUNA EN BICICLETA I


Soñó el conejo de pascua
que se desbandaba
en los abismos eternos
de nuestro arroyo napostá
cuando salvó su vida
el enredar su vena hinchada -hemorroide-
en un cardo ruso
lo más berreta del lugar

dice el conejo
que en sueños gritaba
milagro es un milagro
y que desde entonces
usa cremas
que ya está bien
y que ahora cree en la navidad

viernes, 1 de agosto de 2008

H2Odio


Repentinamente, un caño que asomaba del tanque de agua de mi casa, comenzó a perder y, en menos de una tarde, el techo de mi casa lloraba lágrimas de gotera.
De muy chico, solía soñar con la hormiga atómica y, cuando terminaba de escuchar su lema de batalla (ese que decía: ¡¡¡contra el mal, la hormiga atómica!!!!!) y podía percibir oníricamente esa estela de chispitas que dejaba al partir con prisa, despertaba completamente meado. Freud, en su Interpretación de los sueños, sostenía que solamente después de una ardua tarea, penosa y atenta, podríamos lograr establecer la relación entre el material que compone un sueño y su relación con la vida despierta. De más está decir que a los dos años yo desconocía por completo al señor de la idea fija y mandíbula en descomposición, por lo que no lo entendía más que como el resultado de una mala noche.
De adolecente tomé por años clases de natación. Otitis, pie de atleta, resfríos. Todo por nada. Ni siquiera una bella instructora para observar. O alguna compañerita que me diera bolilla. Nada. Agua fría. Cuando veo las fotos de aquella época, entiendo por qué, pero no viene al caso. Lo cierto es que, desde entonces, no he vuelto a introducir mi cuerpo en una pileta.
En aquel tiempo no lo sabía y no fue hasta adulto que entendí las palabras del señor Sigmund y el centro de la cuestión se materializó con intensidad: odio el agua. En todas sus manifestaciones. No soy de los que disfrutan, por ejemplo, el tomarse una extensísima ducha. Para mí el baño es un trámite a cumplir una vez por día. A lo sumo dos, si los calores del verano así lo exigen. Pero nunca fuera de su carácter burocrático, de deber, equivalente a los horarios de trabajo o al pago de impuestos.
Si algo nos ha enseñado la historia, es que el agua nunca es inocente.
Recordemos al brillante poeta Li- Po, quien, en completo estado de ebriedad, pretendió abrazar desde su barca el reflejo desnudo de la luna sobre el río, hundiéndose para siempre en las aguas del Yangzi. De la muerte del poeta se aprende que el agua no sólo tiene el desagradable mérito de ser el solvente universal, sino que también suele ser una amante dominada por los celos y, como tal, no es de confiar.
Si hay algo más intenso que los celos del agua es su vanidad. Quizá por ello se esforzó para que el hundimiento del Titanic tomase proporciones de verdadera tragedia: para con ello lograr ubicarse en la historia. Del mismo modo, no tuvo reparos en invadir el cuerpo lleno de piedras de Virginia Woolf o los últimos momentos de vida de Alfonsina Storni.
Repito, tras ese disfraz de transparencia y claridad, se esconde el más oscuro y retorcido de los elementos naturales. Que la simpleza de su molécula no nos engañe. Dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno son más que la suma de sus partes. Son tragedia.
Léase entonces mi proclama:
¡Oh, agua gloriosa, inmaculado manantial de vida, fuente de salud y minerales, puedes irte con toda tu humedad a la reputísima madre que te remil parió!
De toda la gente abominable que tengo el gusto de conocer, creo yo, Acuaman sigue siendo el más degenerado…

lunes, 21 de julio de 2008

DIÁLOGO ENTRE SALVADOR Y SU MADRE DESPUÉS DE ABRIR UN HUEVITO KINDER.


-Mirá mamá, me toco un muñequito de dios…
- A ver…
(Salvador le muestra una figura de Homero Simpson completamente deformada).
-¿Viste?
-¿Y cómo sabés que es dios?...
-Porque sí… ¿no ves?...
-Mmmmmm… A mí no me parece…
-Pero ¿no vés que no tiene forma?... Sólo ojitos. Hasta se parece a uno de los Simpson… y en la tele dicen que son una religión.
-Sí, pero no…
-Además ¿quién sabe cómo es dios? Para mí que el señor Kinder hizo a dios como a él le parecía… y si para él es como un manchón amarillo, quizá así sea…
-Pero… ¿no te parece…?
-No, má. ¿No entendés? Es dios. No puede ser otra cosa. Ahora callate que voy a rezar…
-Cortala Salvador, ¿no vés que no es dios?
-¿Entonces qué es?
-No tengo idea.
-¿Y de dios sí? ¿Sabés cómo es?
-No, no sé…
-¿Entonces?... ¿No te das cuenta que tengo razón? Si no tenés idea de lo que es esto y de dios tampoco… es porque es un muñequito de dios. Compremos otro a ver si nos viene un jesús… ¡o un buda!
-No digas pavadas…
-Dale, dame una cajita así le hago un altar…
-Cortala, Salvador. ¿No ves que te vas a ir al infierno por hereje?
-¿Y eso qué es?
-Un hereje es alguien que dice cosas falsas sobre dios.
-Y si vos no sabés cómo es dios… ¿cómo sabés que lo que digo es falso?
-Y… no sé… porque lo dice la iglesia…
-¿Y la iglesia sabe cómo es dios?
-No, pero lo imagina…
- ¡Y yo también! Así que le voy a hacer un altar.
-¡Traé para acá!
(En un acto de heroísmo teológico, la madre arroja aquel plástico informe en el centro del tacho de basura).
-¿Qué hiciste? ¡Hereja! ¡Hereja!
- Se dice hereje…
(Salvador la observa como preguntándose acerca de la concordancia entre el género del sustantivo y sus calificativos. De todas maneras llora como si el fin del mundo se evitase con lágrimas. La madre, entonces, busca en su cartera y le da otro huevito. Salvador lo abre entre sollozos. Adentro, un papá pitufo sonriente saluda desde el fondo de la cápsula de plástico).
-Mirá, mamá… ¡Me tocó Carlitos!
-¿Quién?
-Carlitos… Carlitos Marx.

viernes, 11 de julio de 2008

CAMPANA DE LARGADA

Y… el apellido es el apellido. Aunque duela. También la edad suele jugar en contra. De todas maneras, lo más terrible es cuando, aún a aquel que se cree el más ducho, se le escapa el enano fascista que se aloja en nuestro hígado. Ahí comienza la pesadilla. Ya nos lo advirtió Foucault desde el sensible prólogo del Antiedipo, hay que pelear contra el facho que nos cohabita. Constantemente. De otra forma, el enano nos toma por sorpresa. Y más de una vez nos encontramos vociferando aquello que, de escucharlo en otro, haría temblar de indignación nuestros más nobles principios. Pero no nos vayamos del tema. Es verdad que hoy por hoy cualquier boludo puede tener un blog. No entremos en detalle de cuántos, en nuestro país, son los que pueden acceder a los recursos necesarios para ello y sigamos la generalización de las brillantes declaraciones que aquí nos inspiran. Repito, cualquier boludo puede tener un blog. Ahora la pregunta que surge: ¿dónde está lo malo en esto ¿En que se diferencia la posibilidad de, por dos pesos la hora en cualquier cyber, acceder a un soporte virtual y la posibilidad de que nuestros pensamientos, cuentos, novelas, pelotudeces, etc. sean editados por un sello de renombre? Creemos que simplemente en la cantidad de gente que logra acceder a ello. Desconfiamos del criterio de selección del material de los editores cuando la cantidad de libros basura que se publican en un año son suficientes como para que Greenpeace organice una campaña contra la tala de árboles que serán hojas de publicaciones al pedo. Esquematicemos: Juancito tiene ganas de escribir y decide hacer un blog. Pedrito tiene ganas de escribir y llama a sus conocidos de alguna editorial para que lo publiquen. El primero tiene mala prosa. EL segundo, también. El primer no gana un peso por su laburo. El segundo recibe derechos de autor. El primero muestra su trabajo gratis. El segundo cobra. El primero se sabe aficionado. EL segundo se cree escritor. Discúlpenos pero no alcanzamos a visualizar dónde se encuentra el problema. Es una realidad que la gran mayoría de los que tienen su blog en funcionamiento y actualizado con cierta constancia, de poseer el dinero, publicarían su propio libro. ¿Eso también estaría mal? Que el lector sea el filtro. Más trabajo para él, pero menos costo monetario. La palabra que, por fin, busca escaparse de los márgenes del mercado editorial, aún con el riesgo presente de desembocar en un nuevo mercado…
Deje de lado su menosprecio y piense usted, señor de tan oportunas declaraciones, qué hubiera pasado en otras épocas de haber existido el blog en nuestro país. Mucha información no se hubiese podido esconder o disimularse en un lema repugnante o detrás de una pelota de fútbol y media docena de goles. Desde la clandestinidad, algunas crónicas del dolor y el miedo hubiesen resonado en distintos ordenadores del planeta. La impunidad no sería tan dolorosa. El recuerdo tendría carácter de registro. Pero centrémonos en sus palabras: el democratismo es agraviante para el lector. ¿Desde cuándo? ¿Desde que el lector tiene que realizar la forzosa tarea de discernir entre lo que vale la pena y lo que es basura? ¿No constituye esto un buen ejercicio sobretodo para trasladarlo al consumo de los medios de comunicación en general? ¿No resulta más agraviante que el mercado editorial, con toda su aceitada estructura de marketing, imponga moda de lecturas ofreciendo al público una seudoliteratura o seudofilosofía posmoderna y estéril? Parándonos en la otra vereda: ¿No es más agraviante para un escritor el hecho de no poder acceder a una editorial que respete su trabajo? ¿O en el mejor de los casos, si el contacto se logra, tener que pagarse de su bolsillo la publicación? Dejémonos de joder y hablemos en serio.
Por eso, señor progresista de declaraciones no tan progresistas, acá estamos. Abriéndole la puerta a la mala prosa. Haciendo uso de la democratización que, según usted, ofende. Y eso haremos: construiremos una hermosa pira con sus obras (y con las de cualquiera al que se le haya escapado el enano) y danzaremos a su alrededor hasta caer exhaustos. Tomaremos ginebra durante la noche con el conejo de pascua y de madrugada tatuaremos con cenizas en nuestros pechos una inmensa letra B. De boludos, sí. Pero boludos con blog.